La cultura política peruana y los sucesos del 9 de noviembre de 2020

08.11.2021

Alejandro Enrique Rodríguez Becerra



El 9 de noviembre de 2021, se cumple un año de que el Congreso Nacional del Perú llevó a cabo una sesión en la cual le dio una vacancia al entonces presidente de la República Martín Vizcarra (2018 - 2020). Suceso que dejó entrever aspectos importantes de una cultura política democrática que había pasado por dos grandes etapas. Siendo la primera de ellas la democratización, la misma inició el 19 julio de 1977 con una huelga general que obligó al régimen del General Francisco Bermúdez Morales a negociar la transferencia del poder político de forma electoral, y que finalizó el 5 de abril de 1992 con el autogolpe de Alberto Fujimori. Y la segunda con una redemocratización que se mantiene vigente y que arrancó el 9 de abril de 2000 con las protestas populares que se organizaron contra la ilegal reelección de Fujimori, quien renunciaría a su gobierno el 19 de noviembre.

El primer aspecto a destacar que dejó ver la destitución de Vizcarra, es la persistencia de algunos de los habitus errados que se habían erigido para el funcionamiento de la democracia peruana. Ya que la misma se sustentó sobre una acusación de haber recibido entre los años 2011 y 2014, más de 630.000 dólares en sobornos por dos obras de infraestructura licitadas durante su gestión como gobernador de la provincia de Moquegua. Imputación que si bien no ha sido comprobada, es una característica que ensombrece a los Presidentes de la República que se han elegido desde la dimisión de Fujimori, ya que Ollanta Humala, Alan García, Alejandro Toledo y Pedro Pablo Kuczynski están acusados de haber participado en una marejada de corrupción vinculada con el lavado de dinero y financiamiento de obras públicas y campañas electorales.

Un cambió que si mostró la cultura política democrática peruana con los suceso del 9 de noviembre de 2020, es la decisión de las Fuerzas Armadas de no intervenir como históricamente lo han hecho en la conflictividad política que se había creado como secuela del enfrentamiento de Vizcarra y el Poder Legislativo. Pugna que aprovechó el Presidente del Congreso Manuel Merino, para promover la destitución del Ejecutivo Nacional no sólo con el apoyo de los diputados, sino también con el cuerpo castrense. Acercamiento que justificó señalando el 12 de septiembre de 2020, en ocasión de un primer intento de ejecutar una vacancia contra Vizcarra:

Se ha tratado de confundir a la población haciendo creer que hay un complot...Si el presidente del Congreso llama a miembros de las Fuerzas Armadas para trasmitir calma se llama golpista, pero si el presidente se rodea de las Fuerzas Armadas para emitir un pronunciamiento político, se le llama sujeción a la constitución[1].

Otro elemento novedoso de los sucesos del 9 de noviembre de 2020 que pudiera tener efectos a largo plazo en la cultura democrática peruana, es la ruptura de la habitual sumisión del Congreso Nacional al Ejecutivo. Subordinación que se observa con las constantes aprobaciones de Delegaciones de Facultades Legislativas al Presidente de la República. Rompimiento que de mantener la forma como se ejecutó no va a generar un fortalecimiento de los mecanismos de control ciudadano e institucionales hacia el Primer Mandatario Nacional, ya que como bien señaló Vizcarra (2020): «La vacancia no debe ser usada como una espada de Damocles o como arma política cada vez que salga una denuncia sin corroborar contra un Presidente de la República»[2]. En consecuencia este instrumento constitucional podría convertirse en un sustituto del decretismo presidencial, y con ello crear un nuevo habitus dentro de la realidad política peruana.

En conclusión se puede señalar que los sucesos acontecidos con la destitución de Vizcarra, muestran que la cultura política democrática peruana no ha superado por completo los peligros que la llevaron el 5 de abril de 1992 al derrumbe de su primer intento por establecer la democracia. Ya que si bien las Fuerzas Armadas no han intervenido en esta crisis de gobernabilidad, los actores políticos generaron nuevos habitus que pudieran socavar la institucionalidad democrática del Perú a mediano plazo. Peligro que aumentó aún más con la elección en julio de 2021 de Pedro Castillo como Presidente de la República, ya que su figura ha acentuado la inestabilidad política del Perú.



Fuentes

[1] «Merino reconoce que llamó a oficial de las Fuerzas Armadas y dice que fue un "llamado a la calma"» en RPP.NOTICAS.COM, 12 de septiembre de 2020 [citado el 07 de noviembre de 2021]: Disponible en https:// www.rpp.pe/politica/gobierno/vacancia-presidencial-manuel-merino-reconoce-que-llamo-a-oficial-de-las-fuerzas-armadas-y-dice-que-fue-un-llamado-a-la-calma-noticia-1292157.

[2] «Jefe de Estado: "La vacancia no debe ser usada como una espada de Damocles o como arma política» en TVPENOTICAS.COM, 20 de noviembre de 2020 [citado el 07 de noviembre de 2021]: Disponible en https://www.tvperu.gob.pe/noticias/politica/jefe-de-estado-la-vacancia-no-debe-ser-usada-como-una-espada-de-damocles-o-como-arma-politica

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