Las grietas de la democracia

29.04.2020

Por: Richard O. López Álvarez


"-What do you do if you are attacked by Nazis?
-Run like hell"

Stieg Larsson. La Voz y la Furia


Quizá tildarlo de genio de la literatura sería un exabrupto, un exceso de mi ignorancia, una limitada capacidad de mi comprensión del arte de la ficción. Sin embargo, media en mi justificación, no de llamarlo genio, pero si de un literato respetable. Tres obras: Los Hombres que no Amaban a la Mujeres; La Chica que Soñaba con una Cerilla y un Bidón de Gasolina y La Reina en el Palacio de las Corrientes de Aire, producciones adscritas al género de la novela, negra además. En todas ellas, Stieg Larsson hace gala, adicionalmente a la creatividad propia de entretejer una historia ficticia pero verosímil, de una profunda denuncia sobre la sociedad sueca. Tendida sobre la manta de una entretenida historia, como eje transversal, así como la disputa de los universales fue la trama histórica en El Nombre de la Rosa, la corrupción empresarial, el racismo y el maltrato femenino no dejan de decir presente en su trilogía.

Larsson fallece muy joven, para el año 2004 entra a la inmortalidad con apenas 54 años. En el 2011, la Revista Expo, de la cual él fue fundador, compila y publica una serie de artículos y crónicas que formaron parte del cuerpo editorial de la misma, La Voz y la Furia. Las investigaciones periodísticas del creador de Millenium, Ediciones Destino, Colección Imago Mundi, Volumen 200. Trabajo interesante porque tiene la particularidad de ver a Larsson en su dimensión de periodista y, por otro lado, porque rompe, con su lectura, con la visión tradicional de un latinoamericano promedio que imagina a los países nórdicos exentos de problemas, la sociedad perfecta, algo así como que la Utopía de Tomás Moro está al norte de Europa y hace frío.

Para el autor, el problema esencial de los países nórdicos es la inminente derrota de la democracia. La flexibilidad del sistema tiene una responsabilidad de peso que se traduce en la vuelta del antisemitismo y se expresa abiertamente en campañas políticas, toman la calle en reclamo de un nacionalismo donde Suecia sea auténticamente sueca. Además, haciendo uso de las libertades de la democracia, dice, promueven un discurso antidemocrático. La cuestión, es que, ahora el movimiento popular en Suecia está contenido de reivindicaciones nacionalistas de tinte chauvinista, de supremacía racial, neonazismo, apartheid y de aislacionismo regional, una especie de Brexitsueco.

Para el autor, el problema esencial de los países nórdicos es la inminente derrota de la democracia.  

La urgencia de la denuncia de Larsson, estuvo contenida en un periodo en el que obviamente estaba con vida, entre la década de 1990 y la primera del siglo XXI. También por el avance y logro político de partidos de extrema derecha como Sverigedemokraterna (SV) y Nationaldemokraterna, que capitalizaron el descontento social electoralmente y ganaron el derecho a escaños en el Riksdag (Parlamento sueco).

La lectura de la obra de Stieg Larsson se hace de capital importancia porque nos da un panorama de la fragilidad del sistema democrático.Tanto en América como en Europa las propuestas personalistas siguen siendo atractivas, más allá del tinte ideológico, y el sistema democrático liberal, según el autor, en su afán de libertades ha sido un vehículo para la reorganización de grupos y partidos antidemocráticos. La cosa así, ¡La Democracia está Derrotada!

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